Hasta entonces nunca me habían aterrado
de esta forma los aeropuertos.

Y tú y yo inmóviles, y en torno a nosotros
giraban colores, pasaban horas, rostros.

Pero nada de esto era importante,
"así que háblame de ti y no pares".
Apenas te dejaba la música con su metralla.
"Cuéntame cómo era todo antes".
Aunque seriamente dudo si en verdad hubo un antes,
sólo recuerdo bien, con nitidez, que hubo un después.

Nuevos reencuentros, nuevas confesiones...
con las pesadillas que día a día me acompañan, cotidianas,
con las que me atormento:

qué sudores te alimentan, tengo tanto miedo
de que olvides el camino de regreso.

El próximo avión que tomes conmigo lo tendrás que hacer,
y el camino de regreso yo te lo recordaré.

Yo te lo recordaré.