Soñadores trepando nubes

jueves, 7 de abril de 2011

Si fuera una ciudad, sería divertida, brillante y caótica. Si fuera una mujer, sería honesta, entretenida y real.
Si fuera un auto sería antiguo, silencioso y veloz. Si fuera una nube, sería violeta, viviría en una eterna tormenta  y me transformaría en cosas para ver sonreír a los niños. Si fuera un recuerdo sería de la infancia, sería poco nítido, o sería el recuerdo de un viaje o sería un amante perdido. Si fuera un maestro, sería un voraz lector de rostros, para poder adivinar las alegrías o dificultades de quienes me rodean. 
Si fuera un papel, sería la entrada a un concierto, un boleto de avión, una foto recién tomada. Si fuera un arreglo sería de un corazón. Si fuera un instrumento sería un cajón viejo, roído pero fuerte. Si fuera un animal, sería el predador más fuerte mentalmente. Si fuera un sonido, sería un susurro al oído, el canto de los pájaros en la aurora, el latir apresurado de un corazón contento. Si fuera una voz, no escaparía de ser quien narra una dulce historia de amor, quien lanza un rugido de guerra tras conocer la muerte de quien ha amado. Si fuera una fotografía, sería un par de colores claros unidos en el cálido rostro de una niña, sería un cielo de verano. Si fuera una persona, sería gran conocedor de libros, un poeta vagabundo, un triste campesino. Si fuera una hora, sería la indicada, la que todos esperan. Si fuera un momento, sería la entrada de una novia a la Iglesia, la primera vez que una madre escucha a su hijo hablar, el reencuentro de dos que llevan años separados por la distancia. Si fuera una letra, sería la primera. Si fuera un número, no tendría fin. Si fuera un hombre, sería un caballero. Si fuera un gesto, sería una mano tendida. Si fuera tú, no sé qué sería.

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