Soñadores trepando nubes

jueves, 12 de marzo de 2009




Quienes me conocen saben, tengo muchas debilidades. Hoy me preguntaron que me gustaba en los hombres. Saben quienes me han escuchado delirar, las capuchas me enloquecen, si me habla de música, que me sorprendan. Los chistes internos, la confianza, que me miren a los ojos y puedan sostenerme la mirada. Que sepan hablar, que sepan escribir, no pretendo demasiado, solamente hablar con alguien que no me haga pensar en lo ignorante que es la gente a veces. Que me cautivan algunas miradas, que me encanta como escriben los zurdos. Que de el primer paso, que me haga reír, que encuentre la manera de llenar vacíos incómodos. Qué hay cierto tipo de ropa que me gusta más, y no me gusta lo que a todas. Qué me gusta caminar, ir de librería en librería, sentarme en lugares dónde nadie lo hace y hablar por horas. También me gusta el silencio, mucho más de lo que demuestro. A veces el silencio habla más que las palabras. Cuando estoy nerviosa me muerdo las uñas, y me toco el pelo, mucho, por eso me gusta que intenten calmarme. Algunas personas me ponen muy nerviosa, muy. Y entonces tiemblo y se me mezclan las palabras y no actúo como querría hacerlo. Me gustan los pequeños detalles. Los mensajes, las palabras que se escapan, las confesiones que no deberían existir. Me gusta que tengan perfume y yo pueda sentirlo, sí, pero ese que es la mezcla entre el que se ponen y el que ya traen, ése es único en cada uno de ellos. Me gusta que hagan lo que menos espero que hagan, pero sin excesos. Mejor morochos, pero ta. Poder hablar sin estar pensando en que no se me ocurre que estupidez más decir. Que me toquen el pelo, pero depende de como y quien. Que me esperen, intenten, solo intenten al menos entenderme. No me gusta que me traten como si me fuera a desarmar, pero tampoco quiero que me lastimen. No, claro. Que marquen el ritmo con los pies. Entiendan algo de inglés. No vivan escuchando cosas que no entiendo. Que no se mire al espejo más que yo. Que entienda mis bromas, juegue con mis locuras. Se vuelva parte de mi. Nada de remeras de colores con corazones. ESO NO ES DE HOMBRE. Punto. No me gusta que no se afeiten. Que nunca quieran sonreir. Que pueda leer un libro por el simple placer de hacerlo. Demasiada sensibilidad es molesta, poca es dolorosa. Es sexy la noche, las billeteras con muchas cosas para revisar, los tatuajes en la espalda, que te hablen de su familia sin sentirse estúpidos, los cigarros y las palabras al oído. Me gusta que sean sinceros, que sepan cuando algo me incomoda, y me sostengan la puerta para salir. Clichés, puros. Que sepa discutir, razonar, que me haga pensar en lo buen pensador que es. Los collares de cadena plateada y las pulseras, pero de hombre, sí. Hay más cosas, aún más, pero muchas me las reservo. El tiempo me ha hecho poner exquisita, no se, he moldeado mis gustos. Pero me salgo de la raya, sí, pero sólo a veces.

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