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No me dan las bolas para escribir , no se de qe escribir, sin embargo tengo ganas. Quien sabe, siempre puede existir un dejo de inspiración abandonado en el más ínfimo rincón de mi alma. Ven a mí tren de la inpiración, tengo deseos de subirme a dar una vuelta. Es que en estos días mi alma, (más que nunca, pues no es algo nuevo) solo pide una cosa. Y es eso lo que quiere, y es eso con lo que sueño, y es lo que respiro, y es lo que da vueltas como calecita. Y es esa mi compañía por las noches, y es con quien me despierto y me voy a dormir. A veces siento que sentir tanto, me hace pensar que es todo una gran obra teatral que yo misma monto para recrear mi imaginación. Y está en cada rincón, se pasea, canturrea en mi oído, golpea con los cubiertos los platos a la hora de almorzar, apaga las luces, abre la puerta del ropero porque sabe que me molesta para dormir, haciendo que me cueste entrar al mundo de los sueños, hace que el viento mueva las ventanas, me cambia los libros de lugar y riega con su perfume toda mi ropa. Hoy se pasó rápidamente, como un fantasma suplente. Pero en cuánto llega la noche, se ve acompañada de sus apariciones, que me hacen pensar en que siempre está conmigo. No me dejes fantasma de la desesperación, pues esta es amiga de la desilución, y una vez más no podría aguantarlo. Esa soy yo en un rincón, esperando la llegada de lo que parece ser inevitable. No he dicho todas las palabras que en realidad deseo transmitir, no he cantado los suficientes versos como para sentir que ya no hay alma que no me haya escuchado. A la vuelta de esa esquina, o a la vuelta de ésta página, te encuentro dulce agonía, siéntate junto a mí, que hay mucho para hablar.
sentarse en un rincón, con todo respeto, es de cagón. No hables con la agonía, charlá con el rencor y cultivála venganza, que al menos te hacen pasar un buen rato y siempre traen valiosas enseñanzas
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