Toma mi mano, y abandónate en el verde prado de mis emociones. Junta tu risa con mis ganas de verte sonreir junto a mi, y súbete a este tren que nos lleva hacia un mar lleno de nuevos recuerdos. Porque ya no quiero oirte decir si me acuerdo de aquella vez, quiero una colección nueva de recuerdos. Toma mi mano y déjate llevar por la música que producen nuestras voces al bailar en el aire, ésta 10ma sinfonía que nosotros mismos hemos creado para hacerla el soundtrack de nuestro amor. Busca entre esos viejos libros, qué es lo más adecuado para recitar, lee el tomo completo y házme participe de tu historia. Súbete al barco de la imaginación, déjame ser capitana de ese viaje, déja que te guie mi imprecisa intuición. Diles que ya no puedes, que estas ocupado en otra vida, que el sueño te invade, que las caricias te satisfacen, que el dolor ya no te arde.

Ya no encuentro de que hablar si no es del viento que te acompaña, porque pienso en la promesa pura de niebla, museo del antiguo dolor, embajada de mis años de desamor. Bienvenido a éste edificio dónde corro como infiltrada, bienvenido a esta locura mía a la que le llamo vida. Bienvenido a mi portal de los sueños, déja un recado al pasar, sabés que siempre respondo si lleva tu nombre en él.

Prende la radio y sintoniza mi canción, me encuentro haciéndola sonar como un murmullo de luciernagas que se infiltran en el brillo de la noche nocturna. Abre el cajón de la miseria, busca la llave y ciérralo para siempre, que no molesten los recuerdos que intentan resbalarse por detrás.

Y ¿qué te lleva a descollar aquella tarde de invierno gris, esa carta que decidió no llegar, ese corazón que hiciste esperar? Ya no espero tantas respuestas, pues solamente de esperarlas me cansé y ahora que tengo la oportunidad de abrir el sobre, siento que ya no deseo saber lo que contiene. Clama por mi rencor, sufre por mi dolor, encuentra el pecado que dejáste aprisionado en mi corazón. En ésta loca mente que desea no perecer ante la falsedad de las malas lenguas. Fluye en la sangre de mi alma cual velero impulsado por el viento, átate a las uniones de mis huesos como si éste intentara llevárte. Vuela, lucha con tus demonios, compártelos conmigo, y luego házlos marchar. Déja vibrar al torrente de tus emociones, déja que se mezclen con las mias, y así florezcan como jazmines en tropel. Alimenta éste maleficio que impusiste en mi la primera vez que te vi. Juega con mi mente, házla ensortijarse con las entradas y salidas, has de mi mente un juego de ajedrez, en el cuál no acaba la batalla. Despierta a mis peores enemigos, házme victima de tu cordura, haz que el ciello llore para mi. Comparte el pan y el vino, cuerpo y sangre de tu misma compostura. Ruega por mis besos, anhela por mis palabras, llora por mis versos. Pídeme que vuelva, házme caer bajo tus encantos, infectame con el virus de tu afán. Construye para mí el más grande universo, házlo mio y házlo tuyo. Bebe de mi fuente, crece con mi imaginación, transfórmame en la más fiel de tus marionetas. Rectifica el idioma en el que hablas, haz un alfabeto que solo nosotros comprendamos. Háblame en código y sonrie cuándo lo entienda. Mírame demostrándo que de verdad lo deseas, no des la vuelta al hablar, mírame a los ojos, desbarátame con tu mirada, y consúmete bajo la mia. Aparece de la nada y subsana mis heridas. Conviérteme en tú más noble lacaya y ríndete ante mi vastedad. Convierte tus sueños en los míos y genera un sentimiento de copiosidad. Házme pensar que eres todo lo que necesito, házme un sobordinado de tus deseos más internos. Ruega por mi corazón, codicia mi amor, suspira por ser a quien le dedico mis poesías, exhorta ser el dueño de mis quimeras. Vuelvete mi aparición más reiterada y sueña con la divinidad de nuestros nuevos recuerdos.