Soñadores trepando nubes

viernes, 26 de diciembre de 2008






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Atravesé las grandes puertas de hierro. No se que hacer, camino, hay gente, no, mejor voy para atrás. Me reciben, que amable, nos conocemos? Sentate, gracias, un gusto. Me siento, saco mi libro, estoy temblando, que me pasa?! Miro el reloj, es tarde, como siempre tarde y me dice a mí. Llega, hablamos de cosas que no tienen importancia, esperamos, entramos. Y entonces, miro a ese hombre, rara conexión siento. Es tan transparente, si supiera de eso seguramente diría que tiene un aura hermoso y que su alma es sumamente pura, pero como no lo sé, deslizo el comentario casi sin querer. Siento que habla porque debe hacerlo, ambos sabemos que no es necesario. Siento que con cada palabra que sale de su boca, transmite una de las ideas que rondan en mi cabeza. Me transmite seguridad, confianza, siento como si lo conociera desde siempre. Le doy las gracias internamente porque sus silencios me dejan hablar sin palabras y las miradas son de pura complicidad. Sin hacerlo, lo veo de brazos abiertos, y me siento como en casa. Me dice bienvenida, y deja la puerta abierta a mi salida.

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